La transformación del ciclo hidrológico se observa a nivel mundial, revelando que las sequías se han transformado en una emergencia global sin precedentes, según un reporte reciente de un organismo de la ONU. Estas sequías tienen efectos extensos y se intensificarán con el incremento de la temperatura global.
El informe «Global Drought Snapshot», presentado por la UNCCD durante la Cumbre del Clima en Dubái, indica que la sequía es uno de los mayores riesgos, causando numerosas muertes, pérdidas económicas y afectando ampliamente a la población.
Aproximadamente 1.840 millones de personas sufren el impacto de la sequía. En 2022, áreas en Europa afectadas sumaron 630.000 km2, equivalentes a Italia y Polonia. Entre 2016 y 2018, el 70% de los cultivos de cereales del Mediterráneo sufrieron daños por sequía, y en Argentina, se prevé una reducción del 44% en la producción de soja. Además, el 98% de los desplazamientos por desastres naturales están relacionados con el agua.
Ibrahim Thiaw de la UNCCD destaca que, a diferencia de otros desastres, las sequías son menos visibles mediáticamente y no reciben una respuesta pública y política adecuada, dejando a las comunidades afectadas en aislamiento.
El informe resalta la urgencia de esta crisis y la necesidad de construir una resiliencia global, frente al aumento de la frecuencia y gravedad de las sequías, la reducción de los niveles de agua en embalses y la disminución en el rendimiento de los cultivos, así como la pérdida de biodiversidad y el aumento del hambre.